Ann Lane Flyed.
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Ann Lane Flyed.
¿Cuantros requisitos podían pedir para ser camarera de un bar? El ínico tatuaje que tenía no era visible, asi que no debia haber problema....
Llegué a la puerta del bar, su cartel de lues de neon brillaba anunciando que estaba abierto, respiré hondo y entre.
Estaba casi lleno como de costumbre, el publico que acudía era mayormente adolescentes o adultos pequeños, como me gustaba llamarles a aquellas personas mayores de 18. Caminé hacia la barra donde se encontraba la anciana que dirigía el bar. La saludé y coloqué el formulario sobre la mesa. La mujer dejó sus tareas y echó un vistaso al papel.
-¿Edad?
-17.
-¿Nombre?
-Ann Lane Flyed.- la mujer me miró con cara extrañada.
-Nombre peculiar, ¿eh? Y dime, Ann Lane, ¿porqué quieres trabajar aqui?
-Necesito dinero, es el último recurso.
-¿Siquierass sabes cocinar?
-¿Cree que si no fuera así estaría aquí pidiendo trabajo?
-Buena respuesta niña. Veo que tienes madera para trabajar aquí. Solo una cosa más... debes llamarme Mrs. Kioff.
-Seguro- ¡Sí! Había conseguido el puesto. Al fin tendría MI dinero y no debía pedir presatado o simplemente dejar de hacer cosas porque no lo tenía. Esto era el comienzo de mi independencia...
-¿Empiezas ahora?- preguntó la anciana, mirandome de arriba abajo como si fuera alguna clase de insecto.
-Sí.
-Entonces sigueme- dijo mientras levantaba una madera del mostrador para dejarme pasar -Te mostraré lo que debes saber. Ella- señaló a una chica de no mas de 20 años,-es Meg, ella te mostrará el lugar. Yo ya estoy anciana para estas cosas.
Meg levantó la mirada cuando Kioff la nombró. Su estatura era media, sus ojos color café y su pelo... del color del arcoiris.
-Hola-dijo de manera alegre.-¿Nueva?
-Ann- respondí mientras le extendía mi mano y asentía con la cabeza. La señora Kioff sonrió y volvió a su lugar detrás del mostrador. Meg hizo un ademán con la mano para llevarme detrás de una cortina que separa lo visible, de la seccion privada, exclusiva para el personal trabajador.
-La sra. Kioff esta un poco... anciana. Si te trata bien o mal, o ambas no te hagas problema, no es contra ti. Simplemente creo que tiene perdida de memoria o algo, pero sin embargo lleva las cuentas de la caja como nadie podria, esalgo extraño. -hablaba y movia las manos de forma exagerada mientras me llevaba por un pasillo lleno de puertas, llegamos al final- Esta es la cocina.
No era nada muy especial, sino mas bien algo común, plateado y ruidoso. Un hombre de aproximadamente 30 años estaba cocinando lo que supuse era un plato de fideos.
-No sabia que servían fideos en los bares.-Meg rió.
-Aquí venden todo lo que esten dispuestos a comprar. Acostumbrate.
Así seguimos por todo el lugar, habia una habitacion vacia que se usaba como perchero, o entre los empleados "el escondite", donde se iban turnando en caso de que necesitar evadir a Kioff, un baño, un cambiador donde estaban los uniformes que no eran mas que unos delantales negros y rojos, y opr último la oficina de la anciana, la cual en palabras de Meg "esta totalmente prohibida a menos que ella te llame". Parecía una clase de leyenda urbana de bar barato, pero a fin de cuentas, eso no era mas que un abr barato de barrio.
Los empleados eran bastante tranquilos, ninguno dirigió la palabra mientras caminabamos con Meg, solo unos pocos levantaron la mirada para ver porque "el alborto". De todas formas, no eran mas de 15 personas trabajando allí.
-Toma tu delantal y empieza a trabajar a menos que quieras que la anciana te eche en tu primer día. ¡Suerte Ann!- me arrojó el delantal y entró a la cocina para volver con su labor. Me coloqué el delantal y fui detras del mostrador, al lado de la anciana.
-¿Alguna mesa sin atender?- pregunté y en ese momento los ví entrar por la puerta del bar.
-¿Sucede algo?-dijo Kioff-pereciera que has visto a un fantasma.-
Eso quisiera.
No era un fantasma, ni mucho menos. Eran él y ella. Las últimas dos personas que quisiera ver en ese momento, allí estaban, acercandose a la barra. Ambos me miraron, ella sonrió honestamente no se si lo hizo con sinceridad o simplemente por un acto reflejo. Él sin embargo, creo que siquiera le quitó los ojos de ensima. Entoces sentí como si algo me zumbaba por la nuca. Volteé. Me estaba mirandome, y me hizo un gesto con las manos, el cual no comprendí, y se acerco.
-¿Tu ex?-exclamó rebalsante de curiosidad.
-Peor, mi hermano y su -apenas podía pronunciarlo- novia. Los ojos curiosos de Meg se deslizaron hasta ellos, quienes se encontraban colgando sus abrigos en el perchero que estaba a unos metros de la puerta.
-¿Y que hay de malo en eso? ¿No te llevas bien con ella?- Entonces salí de mi ensimismamiento. había entrado a una especie de trance que duró apenas un segundo.
-¿Qué? Oh, ah, no, claro que no. Ella no es el problema -puntualicé-, él sí lo es.
-Oh -murmuró moviendo la cabeza de arriba a abajo. Dejó de mirarlos y me exclamó- no, no lo comprendo aún.
-¡Que va! ¿Los atiendes tu o lo haré yo?- dije de forma tajante. Esperaba que ella se ofreciera. De todas formas no quería que mi primer cliente sea mi hermano mayor. Hubo un silencio que duro poco ya que alguien que no eramos nosotras habló, y definió por sí solo quien tomaría su pedido.
-¡Hermanita!- demonios, me dije a mi misma. ¡Que suerte la mia!
-Fionna.... -le sonreí-, Chuck- terminé la oración con cierto desdén.
-No me dijsite que habias conseguido trabajo, sabes que si lo necesitabas mi padre hubiese estado encantado de...- comenzó a decir Fionna, ella era muy amable a decir verdad. Quizá mas de lo que debería. Era el día de hoy que no comprendía como podía estar con mi hermano, y... amarlo.
-Gracias, pero sabes que me gusta utilizar mis medios. Pero te lo agradezco enserio.- Se limitó a sonreir.
-¿Y bien? ¿Donde esta mi super hambuerguesa con papas asadas?-inquirió mi hermano de forma impaciente.
-En camino- dije de forma abrupta y atravecé las cortinas que daban al pasillo.
TO BE CONTINUED.
Llegué a la puerta del bar, su cartel de lues de neon brillaba anunciando que estaba abierto, respiré hondo y entre.
Estaba casi lleno como de costumbre, el publico que acudía era mayormente adolescentes o adultos pequeños, como me gustaba llamarles a aquellas personas mayores de 18. Caminé hacia la barra donde se encontraba la anciana que dirigía el bar. La saludé y coloqué el formulario sobre la mesa. La mujer dejó sus tareas y echó un vistaso al papel.
-¿Edad?
-17.
-¿Nombre?
-Ann Lane Flyed.- la mujer me miró con cara extrañada.
-Nombre peculiar, ¿eh? Y dime, Ann Lane, ¿porqué quieres trabajar aqui?
-Necesito dinero, es el último recurso.
-¿Siquierass sabes cocinar?
-¿Cree que si no fuera así estaría aquí pidiendo trabajo?
-Buena respuesta niña. Veo que tienes madera para trabajar aquí. Solo una cosa más... debes llamarme Mrs. Kioff.
-Seguro- ¡Sí! Había conseguido el puesto. Al fin tendría MI dinero y no debía pedir presatado o simplemente dejar de hacer cosas porque no lo tenía. Esto era el comienzo de mi independencia...
-¿Empiezas ahora?- preguntó la anciana, mirandome de arriba abajo como si fuera alguna clase de insecto.
-Sí.
-Entonces sigueme- dijo mientras levantaba una madera del mostrador para dejarme pasar -Te mostraré lo que debes saber. Ella- señaló a una chica de no mas de 20 años,-es Meg, ella te mostrará el lugar. Yo ya estoy anciana para estas cosas.
Meg levantó la mirada cuando Kioff la nombró. Su estatura era media, sus ojos color café y su pelo... del color del arcoiris.
-Hola-dijo de manera alegre.-¿Nueva?
-Ann- respondí mientras le extendía mi mano y asentía con la cabeza. La señora Kioff sonrió y volvió a su lugar detrás del mostrador. Meg hizo un ademán con la mano para llevarme detrás de una cortina que separa lo visible, de la seccion privada, exclusiva para el personal trabajador.
-La sra. Kioff esta un poco... anciana. Si te trata bien o mal, o ambas no te hagas problema, no es contra ti. Simplemente creo que tiene perdida de memoria o algo, pero sin embargo lleva las cuentas de la caja como nadie podria, esalgo extraño. -hablaba y movia las manos de forma exagerada mientras me llevaba por un pasillo lleno de puertas, llegamos al final- Esta es la cocina.
No era nada muy especial, sino mas bien algo común, plateado y ruidoso. Un hombre de aproximadamente 30 años estaba cocinando lo que supuse era un plato de fideos.
-No sabia que servían fideos en los bares.-Meg rió.
-Aquí venden todo lo que esten dispuestos a comprar. Acostumbrate.
Así seguimos por todo el lugar, habia una habitacion vacia que se usaba como perchero, o entre los empleados "el escondite", donde se iban turnando en caso de que necesitar evadir a Kioff, un baño, un cambiador donde estaban los uniformes que no eran mas que unos delantales negros y rojos, y opr último la oficina de la anciana, la cual en palabras de Meg "esta totalmente prohibida a menos que ella te llame". Parecía una clase de leyenda urbana de bar barato, pero a fin de cuentas, eso no era mas que un abr barato de barrio.
Los empleados eran bastante tranquilos, ninguno dirigió la palabra mientras caminabamos con Meg, solo unos pocos levantaron la mirada para ver porque "el alborto". De todas formas, no eran mas de 15 personas trabajando allí.
-Toma tu delantal y empieza a trabajar a menos que quieras que la anciana te eche en tu primer día. ¡Suerte Ann!- me arrojó el delantal y entró a la cocina para volver con su labor. Me coloqué el delantal y fui detras del mostrador, al lado de la anciana.
-¿Alguna mesa sin atender?- pregunté y en ese momento los ví entrar por la puerta del bar.
-¿Sucede algo?-dijo Kioff-pereciera que has visto a un fantasma.-
Eso quisiera.
No era un fantasma, ni mucho menos. Eran él y ella. Las últimas dos personas que quisiera ver en ese momento, allí estaban, acercandose a la barra. Ambos me miraron, ella sonrió honestamente no se si lo hizo con sinceridad o simplemente por un acto reflejo. Él sin embargo, creo que siquiera le quitó los ojos de ensima. Entoces sentí como si algo me zumbaba por la nuca. Volteé. Me estaba mirandome, y me hizo un gesto con las manos, el cual no comprendí, y se acerco.
-¿Tu ex?-exclamó rebalsante de curiosidad.
-Peor, mi hermano y su -apenas podía pronunciarlo- novia. Los ojos curiosos de Meg se deslizaron hasta ellos, quienes se encontraban colgando sus abrigos en el perchero que estaba a unos metros de la puerta.
-¿Y que hay de malo en eso? ¿No te llevas bien con ella?- Entonces salí de mi ensimismamiento. había entrado a una especie de trance que duró apenas un segundo.
-¿Qué? Oh, ah, no, claro que no. Ella no es el problema -puntualicé-, él sí lo es.
-Oh -murmuró moviendo la cabeza de arriba a abajo. Dejó de mirarlos y me exclamó- no, no lo comprendo aún.
-¡Que va! ¿Los atiendes tu o lo haré yo?- dije de forma tajante. Esperaba que ella se ofreciera. De todas formas no quería que mi primer cliente sea mi hermano mayor. Hubo un silencio que duro poco ya que alguien que no eramos nosotras habló, y definió por sí solo quien tomaría su pedido.
-¡Hermanita!- demonios, me dije a mi misma. ¡Que suerte la mia!
-Fionna.... -le sonreí-, Chuck- terminé la oración con cierto desdén.
-No me dijsite que habias conseguido trabajo, sabes que si lo necesitabas mi padre hubiese estado encantado de...- comenzó a decir Fionna, ella era muy amable a decir verdad. Quizá mas de lo que debería. Era el día de hoy que no comprendía como podía estar con mi hermano, y... amarlo.
-Gracias, pero sabes que me gusta utilizar mis medios. Pero te lo agradezco enserio.- Se limitó a sonreir.
-¿Y bien? ¿Donde esta mi super hambuerguesa con papas asadas?-inquirió mi hermano de forma impaciente.
-En camino- dije de forma abrupta y atravecé las cortinas que daban al pasillo.
TO BE CONTINUED.
Última edición por penny_lane el Vie Jun 19, 2009 10:13 pm, editado 2 veces (Razón : Primer día.)
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