El Internado (No es de Crepúsculo)
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El Internado (No es de Crepúsculo)
Hola, esta historia tambien la subo en fanfic.es. Espero que sea de su agrado.
Cap I. Comenzando un nuevo día.
Se despertó gracias a que la alarma sonó, en la vaga oscuridad que la rodeaba intentó con una mano de forma inútil apagarlo, y con un gruñido se levantó.
Se estiró y prendió una pequeña lámpara, miró la hora: 6 am, suspiró con gran pesar y se encaminó al baño.
Al sentir el frío del piso se despertó de forma parcial, abrió las llaves de la regadera, se empezó a quitar su pijama y se metió.
Al salir de la regadera se vistió con una blusa de mangas largas color blanco y unos jeans. Se miró al espejo y pudo ver que unas ojeras enmarcaban sus pequeños ojos color castaño, el acné le daba un aspecto de cualquier adolescente; se cepillo su cabello color negro que le llegaba a los hombros y decidió peinárselo en una cola de caballo alta. Se puso sus lentes y se dirigió a la cocina.
Bajó las escaleras y sintió su alma desvanecerse al oler lo que su madre estaba preparando: hot cakes.
—Buen día madre — dijo con voz seria.
—¡Cariño! Que bueno que te levantaste temprano, te hice tus favoritos— señaló un plato con unos tres hot cakes y un jugo de naranja recién hecho—. Disfrútalos, todavía es temprano para llegar a la escuela ¿Nerviosa por tu primer día?
La chica lo meditó por un momento, era Septiembre y comenzaban las clases de segundo de secundaria, pero este año no era cualquier año. Había sido becada por el Colegio de Gran Bretaña por sus buenas calificaciones, ella accedió sin ningún problema y se mudó junto con su madre a Inglaterra; aunque las despedidas con sus amigos fueron difíciles, los sigue contactando por medio del chat.
—La verdad, solo un poco — sonrió de lado y tomó un sorbo de su jugo.
—No te preocupes, ya verás que rápido haces amigos — dijo con dulzura su madre, las delicadas facciones que poseía le daba un aire maternal y dulce, esos ojos color azul eran tan vivaces que cuando su hija se deprimía, al verlos, se le iba la tristeza y ese hermoso y bien cuidado cabello negro como el de su hija era muy sedoso y a la chica le encantaba tocarlo cuando estaba ansiosa.
—Eso espero — dijo secamente.
—¡No empieces con ese pesimismo! — le espetó su mamá enérgicamente—. Sabes que eso no me gusta de ti, Taylor.
—Vale, no te enojes.
Su madre solamente afirmó con la cabeza y siguió con sus tareas domésticas.
Al dar las 7 am, Taylor se retiró de la cocina y subió a lavarse los dientes.
Bajó rápidamente con su mochila de color lila y apuró a su madre.
—¡Date prisa o llegaremos tarde!
Subieron al coche y arrancó rápidamente.
—Cuídate mucho, te dejé algo de dinero por si te quieres comprar algo — le decía su mamá.
—Gracias ma— suspiró cuando vió el edificio imponente, tomó su mochila y después de haberle dado un beso, bajó del coche.
No se molestó en voltear la vista donde su madre se había desvanecido, caminó con cierto temblor al edificio y se dio cuenta que su corazón le latía a mil por hora.
Le habían dicho que se presentara en las oficinas del director antes de cualquier cosa, y eso le extrañó muchísimo. Al entrar al colegio vio que estaba muy bien cuidado y limpio.
No le fue difícil encontrar las oficinas, ingresó y observó que las paredes era de un color crema claro, los muebles era de color oscuro, muy conservadores. Y se percató de la presencia de una joven no mayor a los 35 años.
—¿Te puedo ayudar en algo? — preguntó con cortesía.
—Si, me dijeron que antes de cualquier cosa pasara, primero tenía que pasar a las oficinas del director.
—¡Oh! Eres la chica nueva, deja te anuncio con el director. Por favor espera aquí, puedes tomar asiento si así lo deseas.
La mujer se retiró a la gran puerta color caoba con adornos dorados, lo que Taylor suponía era que esa era la puerta que daba hacia la oficina del director.
Tomó asiento en una de las sillas y espero en un silencio cómodo a que le dijeran que ya podía pasar. Lo que ella se preguntaba era ¿Qué quería decirle el director? ¿Su mamá tendría que ver en eso? Sospechaba que sí.
No pudo seguir haciendo sus supuestas teorías ya que acaban de ingresar a la habitación una chica y dos muchachos. Los miró y ellos también.
—Disculpa ¿estas son las oficinas del director? Es que nos dijeron que antes de que cualquier cosa sucediera, pasáramos con él— preguntó la chica con sus expresivos ojos color verde y ese deslumbrante cabello castaño.
—Si, yo también estoy aquí por eso— contestó Taylor seriamente—. ¿Son nuevos también?
—Soy una grosera mi nombre es Lilian Connor y ellos son mi hermanos Bryan y William— señalo a los chicos respectivamente, el chico de nombre Bryan era alto, atractivo, rubio y lo que más le llamó la atención es que ellos no tenían la piel pálida como todos los ingleses de aquí, la tenían bronceada, los ojos verdes de Bryan se dirigieron a los castaños de ella.
—Mucho gusto… ¿Cómo te llamas? — preguntó de forma informal.
—Taylor Lock — contestó ella.
Y el otro chico se veía más reservado que aquello dos hermanos, sus ojos color verde era muy bonitos y el cabello castaño le acentuaba el color de su piel.
Él solamente le miró e hizo una reverencia y ella asintió con la cabeza.
—Disculpa a Will, él es muy tímido— susurró Lilian a Taylor en una risita.
—Eso no es verdad — dijo William molesto.
—Pero no me has contestado ¿Ustedes son nuevos también?
—No, ya tenemos tiempo en esta escuela — dijo Bryan de manera irónica— Pero nos dijeron que este año las cosas iban a cambiar. ¡Dios! Este internado es cada vez más extraño.
—¿Internado? —preguntó con desconcierto Taylor.
—Si, el Colegio de Gran Bretaña es un internado ¿no lo sabías? — cuestionó Lilian.
—No, la verdad no lo sabía…
La mujer regresó y se percató de la presencia de los demás jóvenes. Sonrió y se dirigió a Taylor.
—Ya puedes pasar, el director te espera.
—Entonces luego nos veremos— se despidió Taylor de los chicos y se dirigió a la puerta.
La sorpresa que se llevaría.
Cap I. Comenzando un nuevo día.
Se despertó gracias a que la alarma sonó, en la vaga oscuridad que la rodeaba intentó con una mano de forma inútil apagarlo, y con un gruñido se levantó.
Se estiró y prendió una pequeña lámpara, miró la hora: 6 am, suspiró con gran pesar y se encaminó al baño.
Al sentir el frío del piso se despertó de forma parcial, abrió las llaves de la regadera, se empezó a quitar su pijama y se metió.
Al salir de la regadera se vistió con una blusa de mangas largas color blanco y unos jeans. Se miró al espejo y pudo ver que unas ojeras enmarcaban sus pequeños ojos color castaño, el acné le daba un aspecto de cualquier adolescente; se cepillo su cabello color negro que le llegaba a los hombros y decidió peinárselo en una cola de caballo alta. Se puso sus lentes y se dirigió a la cocina.
Bajó las escaleras y sintió su alma desvanecerse al oler lo que su madre estaba preparando: hot cakes.
—Buen día madre — dijo con voz seria.
—¡Cariño! Que bueno que te levantaste temprano, te hice tus favoritos— señaló un plato con unos tres hot cakes y un jugo de naranja recién hecho—. Disfrútalos, todavía es temprano para llegar a la escuela ¿Nerviosa por tu primer día?
La chica lo meditó por un momento, era Septiembre y comenzaban las clases de segundo de secundaria, pero este año no era cualquier año. Había sido becada por el Colegio de Gran Bretaña por sus buenas calificaciones, ella accedió sin ningún problema y se mudó junto con su madre a Inglaterra; aunque las despedidas con sus amigos fueron difíciles, los sigue contactando por medio del chat.
—La verdad, solo un poco — sonrió de lado y tomó un sorbo de su jugo.
—No te preocupes, ya verás que rápido haces amigos — dijo con dulzura su madre, las delicadas facciones que poseía le daba un aire maternal y dulce, esos ojos color azul eran tan vivaces que cuando su hija se deprimía, al verlos, se le iba la tristeza y ese hermoso y bien cuidado cabello negro como el de su hija era muy sedoso y a la chica le encantaba tocarlo cuando estaba ansiosa.
—Eso espero — dijo secamente.
—¡No empieces con ese pesimismo! — le espetó su mamá enérgicamente—. Sabes que eso no me gusta de ti, Taylor.
—Vale, no te enojes.
Su madre solamente afirmó con la cabeza y siguió con sus tareas domésticas.
Al dar las 7 am, Taylor se retiró de la cocina y subió a lavarse los dientes.
Bajó rápidamente con su mochila de color lila y apuró a su madre.
—¡Date prisa o llegaremos tarde!
Subieron al coche y arrancó rápidamente.
—Cuídate mucho, te dejé algo de dinero por si te quieres comprar algo — le decía su mamá.
—Gracias ma— suspiró cuando vió el edificio imponente, tomó su mochila y después de haberle dado un beso, bajó del coche.
No se molestó en voltear la vista donde su madre se había desvanecido, caminó con cierto temblor al edificio y se dio cuenta que su corazón le latía a mil por hora.
Le habían dicho que se presentara en las oficinas del director antes de cualquier cosa, y eso le extrañó muchísimo. Al entrar al colegio vio que estaba muy bien cuidado y limpio.
No le fue difícil encontrar las oficinas, ingresó y observó que las paredes era de un color crema claro, los muebles era de color oscuro, muy conservadores. Y se percató de la presencia de una joven no mayor a los 35 años.
—¿Te puedo ayudar en algo? — preguntó con cortesía.
—Si, me dijeron que antes de cualquier cosa pasara, primero tenía que pasar a las oficinas del director.
—¡Oh! Eres la chica nueva, deja te anuncio con el director. Por favor espera aquí, puedes tomar asiento si así lo deseas.
La mujer se retiró a la gran puerta color caoba con adornos dorados, lo que Taylor suponía era que esa era la puerta que daba hacia la oficina del director.
Tomó asiento en una de las sillas y espero en un silencio cómodo a que le dijeran que ya podía pasar. Lo que ella se preguntaba era ¿Qué quería decirle el director? ¿Su mamá tendría que ver en eso? Sospechaba que sí.
No pudo seguir haciendo sus supuestas teorías ya que acaban de ingresar a la habitación una chica y dos muchachos. Los miró y ellos también.
—Disculpa ¿estas son las oficinas del director? Es que nos dijeron que antes de que cualquier cosa sucediera, pasáramos con él— preguntó la chica con sus expresivos ojos color verde y ese deslumbrante cabello castaño.
—Si, yo también estoy aquí por eso— contestó Taylor seriamente—. ¿Son nuevos también?
—Soy una grosera mi nombre es Lilian Connor y ellos son mi hermanos Bryan y William— señalo a los chicos respectivamente, el chico de nombre Bryan era alto, atractivo, rubio y lo que más le llamó la atención es que ellos no tenían la piel pálida como todos los ingleses de aquí, la tenían bronceada, los ojos verdes de Bryan se dirigieron a los castaños de ella.
—Mucho gusto… ¿Cómo te llamas? — preguntó de forma informal.
—Taylor Lock — contestó ella.
Y el otro chico se veía más reservado que aquello dos hermanos, sus ojos color verde era muy bonitos y el cabello castaño le acentuaba el color de su piel.
Él solamente le miró e hizo una reverencia y ella asintió con la cabeza.
—Disculpa a Will, él es muy tímido— susurró Lilian a Taylor en una risita.
—Eso no es verdad — dijo William molesto.
—Pero no me has contestado ¿Ustedes son nuevos también?
—No, ya tenemos tiempo en esta escuela — dijo Bryan de manera irónica— Pero nos dijeron que este año las cosas iban a cambiar. ¡Dios! Este internado es cada vez más extraño.
—¿Internado? —preguntó con desconcierto Taylor.
—Si, el Colegio de Gran Bretaña es un internado ¿no lo sabías? — cuestionó Lilian.
—No, la verdad no lo sabía…
La mujer regresó y se percató de la presencia de los demás jóvenes. Sonrió y se dirigió a Taylor.
—Ya puedes pasar, el director te espera.
—Entonces luego nos veremos— se despidió Taylor de los chicos y se dirigió a la puerta.
La sorpresa que se llevaría.
Invitado- Invitado
Re: El Internado (No es de Crepúsculo)
Bueno he aqui el segundo capítulo; espero recibir esta vez algún cmentario jeje. Disfruten
Oh por cierto... es un historia que si contendrá vampiros.. solo aguarden que muchas cosas van a pasar.
Cap. II Amigos y enemigos.
—¿Qué haces aquí mamá? — preguntó Taylor muy sorprendida.
—Bueno, es que quería darte una sorpresa.
—Hola Taylor, yo soy el director del Colegio, porfavor toma asiento— ofreció con una mano—. Mi nombre es Simon Bucket.
— Hola, siento ser tan directa pero… ¿Es cierto que esto es un internado?
—Vaya, creo que se los adelantó— susurró la mamá de Taylor.
—Cierto. Bueno pues creo que nos ahorramos las explicaciones. Si Taylor, esto es un internado…— tomo aire y continuó— Esta escuela te becó por tus excelentes calificaciones. Y pues también gozarás de privilegios, poco a poco sabrás cuales son.
—Comprendo, supongo que hoy no es día de clase asi que—volteó a ver a su madre—. Ahora quiero que alguien me explique ¿Dónde saco la ropa? No pude empacar, porque nadie me dijo que esto era un internado.
—No te preocupes cariño, te traje todo lo que necesitas, incluso tu laptop.
—Gracias.
—Bien, después de esto; tu madre te conducirá a tu habitación para que te instales, ¡oh! Casi lo olvido, cuando sean vacaciones tendrás la libertad de salir para que descanses un poco.
—Gracias.
La madre de Taylor abrió la puerta, tomó unas maletas que serían de Taylor y observó que unos chicos esperaban ahí.
—Bien chicos, ya pueden pasar— dijo la mujer amablemente.
Los chicos se levantaron de sus asientos y pasaron. Lilian al pasar a lado de Taylor le sonrió.
Los pasillos del colegio eran elegantes y estaban bien alumbrados. Taylor admiró la belleza de los cuadros que tenían colgados en las paredes, vio la hermosa alfombra roja que adornaba el piso y sonrió.
Entraron a lo que parecía una sala de descanso, atrás había unas escaleras que al llegar al final de estas se dividían en dos. Taylor supo al instante que uno el dormitorio de chicos, y el otro era de las chicas. Había un ambiente cálido y era gracias a que la chimenea calentaba y hacía acogedor el ambiente.
—Veo que te gusta— dijo con una sonrisa su madre.
—Bastante.
Subieron la escalera y dieron vuelta a la izquierda, donde era el dormitorio femenino. Estaba adornado con una bella leyenda “Women´s Room” en letras doradas.
Al entrar pudo observar que había otro largo pasillo sin que pareciera tener fin, la madre de Taylor sacó unas llaves y comenzaron a pasar por las puertas hasta que llegaron a una con el número 177.
—Es precioso— dijo sin aliento Taylor.
—Mucho— volteó a Taylor y quedaron frente a frente—, cuídate mucho mi niña. Te voy a extrañar tanto. Te dejo las llaves de tu nueva habitación— se las entregó en la mano.
—No llores, que si no me vas a hacer llorar a mí también— dijo con voz entrecortada y abrazó a su madre—. Prometo que te escribiré ¿si?
—Esta bien— se separó de Taylor y se secó sus lágrimas— Te quiero, nos vemos hasta vacaciones de invierno.
—Hasta entonces.
Vio que su madre desaparecía tras la puerta y suspiró con gran pesar. Este año si que iba a ser muy, muy largo.
Abrió la puerta con ayuda de las llaves y al entrar pudo ver un pequeño pasillo y a su izquierda estaba un baño bien equipado, al avanzar más había dos camas individuales, supuso que tendría una compañera de habitación. Había una mesita que dividía ambas camas. Y también tenía una ventana con vista al clima húmedo de Inglaterra.
Luego desempacaría, ahora no tenía ánimos de nada, más que de escribir en laptop. Se recostó, en la cama que no daba a la ventana y puso su computadora en sus piernas, la encendió e inició su sesión.
Iba a empezar a escribir de no haber sido por que la puerta se abrió dejando ver a la hermosa Lilian.
—¡Hola Tay! — dijo con emoción Lilian.
—Hola.
—¡Mira! Somos compañeras de dormitorio— señaló una cama que estaba a la derecha de la de Taylor— ¡Qué bien!
—Eso es genial— afirmó con una sincera sonrisa la chica de cabellos negros—. Oye, quería ver si me acompañas a conocer el lugar, tú sabes… soy nueva.
—Cuando quieras.
—De saber que tendríamos ratones de biblioteca, hubiera fumigado antes— se escuchó una voz burlona entrando a la habitación.
Taylor y Lilian voltearon en dirección a la voz que había dicho hasta que dio con una chica cuya belleza era abrumadora, sus cabellos pelirrojos le caían por la espalda y los ojos oscuros de daban un aire de femme fatal.
—Marianne, no empieces— amenazó Lilian.
—Yo no estoy empezando nada, simplemente pienso que mi padre se ha rebajado a un nivel muy bajo— miró con burla a Taylor.
—Yo no te hecho nada, así que déjame en paz.
—¡Vaya! El ratón ha hablado.
—Enserio Marianne, déjala en paz. Está conmigo.
Marianne simplemente se alejó y cerró la puerta, Taylor tenía en ceño fruncido y le dijo en un susurró a Lilian.
—¿Vamos a que pueda conocer mejor el lugar?
—Está bien.
Salieron del dormitorio y se dieron cuenta que Bryan y Will iban bajando también.
—Hola chicos, iba a enseñarle el lugar a Tay, pero acabo de recordar que quedé con Verónica de hacer algo, ¿pueden enseñarle ustedes? — pidió Lilian.
—Lo siento, yo tengo que ir a ver al entrenador para que nos dé las nuevas alineaciones— se disculpó Bryan—. ¿Puedes enseñarle tú, Will?
—Está bien— accedió y con una mirada le dijo a Taylor que le siguiera.
— Nos vemos luego— se despidió y pudo ver que Lilian le guiñaba el ojo.
Comenzaron a caminar y de tanto en tanto se paraban para que Will le explicara el aula o la zona.
—Gracias— dijo ella de repente.
—¿Por qué me das las gracias? — cuestionó él con voz grave.
—Por tomarte la molestia de mostrarme el lugar.
—Oh, no hay de que— dijo él y se paró para explicarle para que servía el aula que tenían enfrente.
—¿Tu hermana siempre es así? — preguntó Taylor.
—¿Cómo?
— Así de… animada, enérgica, alegre.
—Si, siempre ha sido así, podríamos decir que es la luz de nuestro túnel ¿Por qué lo cuestionas? — miró los ojos de ella y esta apartó rápidamente la mirada.
—Curiosidad, nunca había conocido alguien así aparte de…— se detuvo al hablar y una de sus manos tomaron el dije en forma de Luna que tenía.
—¿Aparte de…?
—De mi padre— bajó la cabeza y reprimió las ganas de llorar, ese no era ni el lugar ni el momento—. Lo siento, ya me puse de melancólica.
—No te preocupes, el que debería disculparse soy yo, no debí preguntarte eso— se disculpó y la invitó a seguir el trayecto.
Siguieron en silencio, distraídamente miró su dije con forma de luna y suspiró.
—¿Taylor? — preguntó Will con preocupación.
—¿Qué pasa?
—¿Estas bien? Estas pálida— Taylor se llevó una mano al rostro y se dio cuenta que estaba frío; siempre le pasaba cuando se ponía pálida.
—Si gustas, podemos regresar a que descanses— ofreció él caballerosamente.
—No gracias, sigamos. Discúlpame-— rió un poco.
—No te preocupes, aunque puedo adivinar que es por tu padre ¿no es así?
—Si, es por él. Él falleció en un accidente de avión hace tres años— dijo y soltó un gran suspiro.
—Lo siento mucho— se disculpó Will.
—No hay problema, solo que yo era muy unida a él y su pérdida aún no la supero— volvió a mirar su collar y sonrió—. Esto me lo dio el día que falleció… me dijo “Te vigilaré desde la luna”.
—Bonito pensamiento— contestó él con una bella sonrisa que deslumbró a Taylor.
—Si…— casparreó— En fin, sigamos con el trayecto.
—Bien— aceptó Will y siguieron caminando.
Y así se fue volando la mañana, Taylor logró conocer un poco más a Will y le sorprendió mucho el atractivo que tenía este; pero negó esos tontos pensamientos, él nunca se fijaría en ella.
—¿Conocen alguien de aquí de nombre Marianne? — preguntó Taylor a Will, que se encontraban en la cafetería tomando algo acompañados de Bryan.
Will se tensó cuando escuchó el nombre, le dirigió una mirada a Bryan, este asintió.
—Yo me tengo que ir, nos vemos luego— dijo Will y se marchó con paso rápido.
—¿Dije algo malo? — se sintió culpable al instante de haber preguntado.
—No, es que… Es complicado. En fin dijiste Marianne, si la conocemos ella es la hija del director de esta escuela ¿La conoces? —Bryan hizo una mueca.
—Digamos que nuestro encuentro no fue precisamente “amistoso” — dijo con sarcasmo y molestia.
—Si, me lo imaginó— rió con ganas y prosiguió— Ella es muy presumida y fue novia de Will pero… ya rompieron — aclaró cuando vio que los ojos de Taylor se oscurecían.
—Comprendo, lo siento por ser tan entrometida pero… ¿Sabes por qué rompieron?
—Si, porque Marianne lo engañó con un chico de último curso, no tienes idea de cuanto le dolió a Will. Él la amaba profundamente. —dijo con tono serio Bryan.
—¡Hola chicos! — secundó una tercera voz.
—Lilian, pensamos que te había tragado la tierra ¿dónde estabas? — le regañó Bryan.
—Muy gracioso Bryan, de cualquier manera; estaba hablando con Verónica sobre los supervisores de cuarto ¿y adivinen qué? ¡Les presento a la nueva supervisora— dijo con mucho orgullo Lilian.
—¿Dónde? No la veo— se burló Bryan que recibió un golpe por parte de Lilian.
—¡Tonto! Soy yo— Lilian rodó los ojos.
Después de seguir platicando se dirigieron a sus respectivos cuartos y descansar ya que el día de mañana aparte de comenzar las clases, muchas sorpresas les estaban aguardando.
Oh por cierto... es un historia que si contendrá vampiros.. solo aguarden que muchas cosas van a pasar.
Cap. II Amigos y enemigos.
—¿Qué haces aquí mamá? — preguntó Taylor muy sorprendida.
—Bueno, es que quería darte una sorpresa.
—Hola Taylor, yo soy el director del Colegio, porfavor toma asiento— ofreció con una mano—. Mi nombre es Simon Bucket.
— Hola, siento ser tan directa pero… ¿Es cierto que esto es un internado?
—Vaya, creo que se los adelantó— susurró la mamá de Taylor.
—Cierto. Bueno pues creo que nos ahorramos las explicaciones. Si Taylor, esto es un internado…— tomo aire y continuó— Esta escuela te becó por tus excelentes calificaciones. Y pues también gozarás de privilegios, poco a poco sabrás cuales son.
—Comprendo, supongo que hoy no es día de clase asi que—volteó a ver a su madre—. Ahora quiero que alguien me explique ¿Dónde saco la ropa? No pude empacar, porque nadie me dijo que esto era un internado.
—No te preocupes cariño, te traje todo lo que necesitas, incluso tu laptop.
—Gracias.
—Bien, después de esto; tu madre te conducirá a tu habitación para que te instales, ¡oh! Casi lo olvido, cuando sean vacaciones tendrás la libertad de salir para que descanses un poco.
—Gracias.
La madre de Taylor abrió la puerta, tomó unas maletas que serían de Taylor y observó que unos chicos esperaban ahí.
—Bien chicos, ya pueden pasar— dijo la mujer amablemente.
Los chicos se levantaron de sus asientos y pasaron. Lilian al pasar a lado de Taylor le sonrió.
Los pasillos del colegio eran elegantes y estaban bien alumbrados. Taylor admiró la belleza de los cuadros que tenían colgados en las paredes, vio la hermosa alfombra roja que adornaba el piso y sonrió.
Entraron a lo que parecía una sala de descanso, atrás había unas escaleras que al llegar al final de estas se dividían en dos. Taylor supo al instante que uno el dormitorio de chicos, y el otro era de las chicas. Había un ambiente cálido y era gracias a que la chimenea calentaba y hacía acogedor el ambiente.
—Veo que te gusta— dijo con una sonrisa su madre.
—Bastante.
Subieron la escalera y dieron vuelta a la izquierda, donde era el dormitorio femenino. Estaba adornado con una bella leyenda “Women´s Room” en letras doradas.
Al entrar pudo observar que había otro largo pasillo sin que pareciera tener fin, la madre de Taylor sacó unas llaves y comenzaron a pasar por las puertas hasta que llegaron a una con el número 177.
—Es precioso— dijo sin aliento Taylor.
—Mucho— volteó a Taylor y quedaron frente a frente—, cuídate mucho mi niña. Te voy a extrañar tanto. Te dejo las llaves de tu nueva habitación— se las entregó en la mano.
—No llores, que si no me vas a hacer llorar a mí también— dijo con voz entrecortada y abrazó a su madre—. Prometo que te escribiré ¿si?
—Esta bien— se separó de Taylor y se secó sus lágrimas— Te quiero, nos vemos hasta vacaciones de invierno.
—Hasta entonces.
Vio que su madre desaparecía tras la puerta y suspiró con gran pesar. Este año si que iba a ser muy, muy largo.
Abrió la puerta con ayuda de las llaves y al entrar pudo ver un pequeño pasillo y a su izquierda estaba un baño bien equipado, al avanzar más había dos camas individuales, supuso que tendría una compañera de habitación. Había una mesita que dividía ambas camas. Y también tenía una ventana con vista al clima húmedo de Inglaterra.
Luego desempacaría, ahora no tenía ánimos de nada, más que de escribir en laptop. Se recostó, en la cama que no daba a la ventana y puso su computadora en sus piernas, la encendió e inició su sesión.
Iba a empezar a escribir de no haber sido por que la puerta se abrió dejando ver a la hermosa Lilian.
—¡Hola Tay! — dijo con emoción Lilian.
—Hola.
—¡Mira! Somos compañeras de dormitorio— señaló una cama que estaba a la derecha de la de Taylor— ¡Qué bien!
—Eso es genial— afirmó con una sincera sonrisa la chica de cabellos negros—. Oye, quería ver si me acompañas a conocer el lugar, tú sabes… soy nueva.
—Cuando quieras.
—De saber que tendríamos ratones de biblioteca, hubiera fumigado antes— se escuchó una voz burlona entrando a la habitación.
Taylor y Lilian voltearon en dirección a la voz que había dicho hasta que dio con una chica cuya belleza era abrumadora, sus cabellos pelirrojos le caían por la espalda y los ojos oscuros de daban un aire de femme fatal.
—Marianne, no empieces— amenazó Lilian.
—Yo no estoy empezando nada, simplemente pienso que mi padre se ha rebajado a un nivel muy bajo— miró con burla a Taylor.
—Yo no te hecho nada, así que déjame en paz.
—¡Vaya! El ratón ha hablado.
—Enserio Marianne, déjala en paz. Está conmigo.
Marianne simplemente se alejó y cerró la puerta, Taylor tenía en ceño fruncido y le dijo en un susurró a Lilian.
—¿Vamos a que pueda conocer mejor el lugar?
—Está bien.
Salieron del dormitorio y se dieron cuenta que Bryan y Will iban bajando también.
—Hola chicos, iba a enseñarle el lugar a Tay, pero acabo de recordar que quedé con Verónica de hacer algo, ¿pueden enseñarle ustedes? — pidió Lilian.
—Lo siento, yo tengo que ir a ver al entrenador para que nos dé las nuevas alineaciones— se disculpó Bryan—. ¿Puedes enseñarle tú, Will?
—Está bien— accedió y con una mirada le dijo a Taylor que le siguiera.
— Nos vemos luego— se despidió y pudo ver que Lilian le guiñaba el ojo.
Comenzaron a caminar y de tanto en tanto se paraban para que Will le explicara el aula o la zona.
—Gracias— dijo ella de repente.
—¿Por qué me das las gracias? — cuestionó él con voz grave.
—Por tomarte la molestia de mostrarme el lugar.
—Oh, no hay de que— dijo él y se paró para explicarle para que servía el aula que tenían enfrente.
—¿Tu hermana siempre es así? — preguntó Taylor.
—¿Cómo?
— Así de… animada, enérgica, alegre.
—Si, siempre ha sido así, podríamos decir que es la luz de nuestro túnel ¿Por qué lo cuestionas? — miró los ojos de ella y esta apartó rápidamente la mirada.
—Curiosidad, nunca había conocido alguien así aparte de…— se detuvo al hablar y una de sus manos tomaron el dije en forma de Luna que tenía.
—¿Aparte de…?
—De mi padre— bajó la cabeza y reprimió las ganas de llorar, ese no era ni el lugar ni el momento—. Lo siento, ya me puse de melancólica.
—No te preocupes, el que debería disculparse soy yo, no debí preguntarte eso— se disculpó y la invitó a seguir el trayecto.
Siguieron en silencio, distraídamente miró su dije con forma de luna y suspiró.
—¿Taylor? — preguntó Will con preocupación.
—¿Qué pasa?
—¿Estas bien? Estas pálida— Taylor se llevó una mano al rostro y se dio cuenta que estaba frío; siempre le pasaba cuando se ponía pálida.
—Si gustas, podemos regresar a que descanses— ofreció él caballerosamente.
—No gracias, sigamos. Discúlpame-— rió un poco.
—No te preocupes, aunque puedo adivinar que es por tu padre ¿no es así?
—Si, es por él. Él falleció en un accidente de avión hace tres años— dijo y soltó un gran suspiro.
—Lo siento mucho— se disculpó Will.
—No hay problema, solo que yo era muy unida a él y su pérdida aún no la supero— volvió a mirar su collar y sonrió—. Esto me lo dio el día que falleció… me dijo “Te vigilaré desde la luna”.
—Bonito pensamiento— contestó él con una bella sonrisa que deslumbró a Taylor.
—Si…— casparreó— En fin, sigamos con el trayecto.
—Bien— aceptó Will y siguieron caminando.
Y así se fue volando la mañana, Taylor logró conocer un poco más a Will y le sorprendió mucho el atractivo que tenía este; pero negó esos tontos pensamientos, él nunca se fijaría en ella.
—¿Conocen alguien de aquí de nombre Marianne? — preguntó Taylor a Will, que se encontraban en la cafetería tomando algo acompañados de Bryan.
Will se tensó cuando escuchó el nombre, le dirigió una mirada a Bryan, este asintió.
—Yo me tengo que ir, nos vemos luego— dijo Will y se marchó con paso rápido.
—¿Dije algo malo? — se sintió culpable al instante de haber preguntado.
—No, es que… Es complicado. En fin dijiste Marianne, si la conocemos ella es la hija del director de esta escuela ¿La conoces? —Bryan hizo una mueca.
—Digamos que nuestro encuentro no fue precisamente “amistoso” — dijo con sarcasmo y molestia.
—Si, me lo imaginó— rió con ganas y prosiguió— Ella es muy presumida y fue novia de Will pero… ya rompieron — aclaró cuando vio que los ojos de Taylor se oscurecían.
—Comprendo, lo siento por ser tan entrometida pero… ¿Sabes por qué rompieron?
—Si, porque Marianne lo engañó con un chico de último curso, no tienes idea de cuanto le dolió a Will. Él la amaba profundamente. —dijo con tono serio Bryan.
—¡Hola chicos! — secundó una tercera voz.
—Lilian, pensamos que te había tragado la tierra ¿dónde estabas? — le regañó Bryan.
—Muy gracioso Bryan, de cualquier manera; estaba hablando con Verónica sobre los supervisores de cuarto ¿y adivinen qué? ¡Les presento a la nueva supervisora— dijo con mucho orgullo Lilian.
—¿Dónde? No la veo— se burló Bryan que recibió un golpe por parte de Lilian.
—¡Tonto! Soy yo— Lilian rodó los ojos.
Después de seguir platicando se dirigieron a sus respectivos cuartos y descansar ya que el día de mañana aparte de comenzar las clases, muchas sorpresas les estaban aguardando.
Invitado- Invitado
Re: El Internado (No es de Crepúsculo)
Esta muy bueno deberias seguir.
Tambien puedes leer mi fan fics y nos apoyamos mutuamente :D:D
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Re: El Internado (No es de Crepúsculo)
me lo lei todooo, esta barbaro,
espero los proximos capitulos eh.
besiiiiitoo
espero los proximos capitulos eh.
besiiiiitoo
Invitado- Invitado
Re: El Internado (No es de Crepúsculo)
muy bueno me gusto jejejeje mas mas !!!
Erick Rusell- Cantidad de envíos : 1144
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Fecha de inscripción : 25/04/2009
Re: El Internado (No es de Crepúsculo)
Bueno primero que nada... gracias por los comentarios. Me animan mucho
Aqui el tercer capítulo.
Cap III. Rivalidades.
Taylor se despertó gracias a que alguien la estaba zarandeando y susurraba su nombre.
—¿Qué pasa? — contestó Taylor son voz soñolienta.
—Despierta, son las siete de la mañana, si no te levantas llegarás tarde— susurró la suave voz de Lilian. Abrió los ojos de golpe.
—¿¡Siete de la mañana!? — se levantó abruptamente y chocó con la frente de Lilian. Ambos soltaron un “ouch” y se llevaron una mano a la frente.
—Date prisa, te saqué tu ropa. Déjame te digo que tienes buenos gustos en cuanto a la ropa. No tardes.
Escuchó los pasos de su amiga hasta que se oyó como cerraban la puerta y suspiró levemente, esperaba que el accidente no le dejara secuelas. Como no le dio tiempo de bañarse decidió que en la tarde lo haría, se puso desodorante y se amarró de nuevo su cabello en una cola alta.
En la sala de estar estaban los tres chicos que había conocido el día de ayer, con los brazos cruzados.
—Buen día a todos— saludó con un bostezo la pelinegra.
—Ya era hora, pensé que nos íbamos a perder el desayuno por tu culpa— dijo burlonamente Bryan que recibió un sape por parte de Taylor y Lilian. Will solo sonrió de lado.
—Vamos entonces que sino el grandulón va a estar de mal humor todo el santo día y es… insoportable— comentó Lilian y sonrió.
Entraron a la cafetería en medio de bromas y risas. Todo el mundo se le había quedado viendo.
—¿Sucede algo? — susurró Taylor a los chicos que al ver su semblante de seriedad se preocupó.
—Solo síguenos la corriente— le contestó Will.
Asintió con la cabeza y caminaron hacia una mesa que estaba más apartada de las demás, Taylor de pronto se sintió fuera de lugar, desentonada con sus acompañantes. Tomaron asiento y los demás estudiantes automáticamente regresaron a sus asuntos. Taylor estaba muy desconcertada.
—¿Qué demonios acaba de suceder? — siguió insistiendo.
—Nada, simplemente que somos “populares” por acá y cuando te vieron con nosotros les sacó de onda — explicó Lilian con voz extrañamente queda.
—Entiendo ¿Qué vamos a desayunar? — dijo Taylor intentado regresar el ambiente que tenían antes ingresar a la cafetería.
—Yo comería un caballo— comentó Bryan.
—Yo iré por la comida—se ofreció Will—. ¿Quién me ayuda con las charolas?
—¡Taylor te ayudará!—anunció Lilian— .Lo que sucede es que Bryan y yo tenemos que hablar— se explicó ante la mirada de desconcierto de su hermano y la pelinegra.
Ambos se levantaron y se dirigieron al buffet, Taylor se puso a pensar que la cafetería no parecía cafetería, más bien era como un pequeño restaurante. Tenía muchas mesas de color azul y hacía juego con las sillas de un azul más claro. Las paredes eran de un bonito y claro beige y el piso era de cerámica con adornos dorados en cada azulejo.
—No te preocupes por elegir la comida de Bryan y Lilian, tú escoge la tuya— le dijo Will a Taylor.
—Está bien— y tomó una charola, y distraídamente comenzó a mirar los muy apetitosos platillos que había. Desgraciadamente no se fijó y chocó con alguien.
—¡Fíjate idiota! — era Marianne, que por obra y gracia de Dios ella tampoco tenía nada de comida y así evitaron una futura pelea.
—Lo siento, no te ví— trató de disculparse Taylor.
—¿Estás bien, Taylor? — se acercó Will y sintió la mirada venenosa de Marianne.
—Si, sólo fue un accidente— le explicó Taylor.
—Fíjate, si hubiera traído comida y me manchas mi ropa carísima. Me hubieras lavado la ropa, tonta— siseó con odio Marianne.
—Tranquila, como Taylor dijo: fue un accidente.— Marianne le dedicó su mirada penetrante a Taylor y se marchó. Taylor rodó los ojos, realmente ella y Marianne no se llevarían nada bien.
—¿No has escogido tu comida? Apresúrate, que en quince minutos empiezan las clases— le recordó Will.
—Cierto— tomó lo primero que vio, que era macarrones con queso, tomó una manzana y un vaso con leche. Se acercaron a la mesa, Taylor se ofreció para llevar la charola con la comida de Lilian. Will se lo agradeció mucho.
Terminaron de comer rápidamente y se dirigieron a sus clases: Lilian tenía literatura-ella estaba en tercero al igual que Bryan-, Bryan tenía física -soltó un gruñido- Taylor y Will tenían matemáticas. Se despidieron y acordaron almorzar juntos. Will y Taylor se dirigieron en silencio al aula.
Cuando entraron se percataron que todos los alumnos estaban de pie frente de la pizarra, gracias a la aglomeración no pudieron ver lo que estaba escrito en el pizarrón.
—Voy abrirme espacio entre la gente, tú quédate aquí. No tardo— le dijo a Taylor quien asintió con la cabeza y esperó.
—Eres la nueva ¿no es así? — dijo una voz masculina atrás de ella. Taylor volteó donde la escuchó la voz y pudo ver a un joven atractivo, tenía la piel pálida, ojos de un color miel con un rostro anguloso y el cabello negro como la noche.
—Podríamos decir que así es— contestó ella con una sonrisa.
—Mi nombre es Michael Howard, ¿Cuál es el tuyo, bonita? — preguntó caballerosamente.
—Taylor Lock, es un gusto— y se sonrojó por el adjetivo “bonita”.
—¿Sabes por qué los alumnos están parados?
—Sencillo, en la pizarra dice que debemos esta aquí. El profesor Norbon siempre es así —señaló las bancas largas que eran perfectas para trabajar en parejas. Eran de un color oscuro, el salón en sí era muy grande y espacioso, aquí se podría apreciar que las paredes eran blancas. Al fondo de la habitación había un gran librero con muchos libros—, como es el profesor que le encantan los proyectos nos ponen en parejas.
Michael y Taylor comenzaron a platicar animadamente hasta que las voces silenciaron y pudieron ver que el profesor había llegado. No era muy alto, era moreno y se veía que era una persona simpática.
—Muchachos, porfavor guarden silencio— decía el profesor Norbon colocándose al frente de todos los alumnos—. Bien veo que tenemos una nueva personita—sonrió en dirección a Taylor y algunos alumnos voltearon también—.Pero bueno ahorita van las presentaciones.
Se acercó a su escritorio de metal y sacó lo que parecía ser una lista. Sonrió maléficamente.
—Bueno muchachos, empecemos con las parejas.— Muchos comenzaron a platicar sobre quien querría ser su pareja, incluso algunos se acercaron con el profesor.
—Se han emocionado demás amigos, yo nunca dije que podían escoger su pareja. Lo haré yo— y cerró los ojos para dejar venir las protestas de los alumnos. Y todos resignados esperaron de pie a que les asignaran su pareja.
Taylor sintió una mano en su hombro y supo quien rea. Will le susurró al oído.
—¿Qué estabas hablando con Howard? — su voz era dura y grave. Sintió un escalofrío, una de las razones era por tenerlo tan cerca y la otra era porque esa voz la asustó.
—Nada importante ¿Por qué? — tartamudeó al final.
—No te acerques a él, no es una buena persona— le advirtió y quitó su mano.
La chica de de cabellos negros se quedó algo asustada pero a la vez confundida por la advertencia de Will. Tendría que averiguar de qué se trataba. Porque por alguna razón Taylor intuía que había cierta rivalidad entre Will y Michael.
Aqui el tercer capítulo.
Cap III. Rivalidades.
Taylor se despertó gracias a que alguien la estaba zarandeando y susurraba su nombre.
—¿Qué pasa? — contestó Taylor son voz soñolienta.
—Despierta, son las siete de la mañana, si no te levantas llegarás tarde— susurró la suave voz de Lilian. Abrió los ojos de golpe.
—¿¡Siete de la mañana!? — se levantó abruptamente y chocó con la frente de Lilian. Ambos soltaron un “ouch” y se llevaron una mano a la frente.
—Date prisa, te saqué tu ropa. Déjame te digo que tienes buenos gustos en cuanto a la ropa. No tardes.
Escuchó los pasos de su amiga hasta que se oyó como cerraban la puerta y suspiró levemente, esperaba que el accidente no le dejara secuelas. Como no le dio tiempo de bañarse decidió que en la tarde lo haría, se puso desodorante y se amarró de nuevo su cabello en una cola alta.
En la sala de estar estaban los tres chicos que había conocido el día de ayer, con los brazos cruzados.
—Buen día a todos— saludó con un bostezo la pelinegra.
—Ya era hora, pensé que nos íbamos a perder el desayuno por tu culpa— dijo burlonamente Bryan que recibió un sape por parte de Taylor y Lilian. Will solo sonrió de lado.
—Vamos entonces que sino el grandulón va a estar de mal humor todo el santo día y es… insoportable— comentó Lilian y sonrió.
Entraron a la cafetería en medio de bromas y risas. Todo el mundo se le había quedado viendo.
—¿Sucede algo? — susurró Taylor a los chicos que al ver su semblante de seriedad se preocupó.
—Solo síguenos la corriente— le contestó Will.
Asintió con la cabeza y caminaron hacia una mesa que estaba más apartada de las demás, Taylor de pronto se sintió fuera de lugar, desentonada con sus acompañantes. Tomaron asiento y los demás estudiantes automáticamente regresaron a sus asuntos. Taylor estaba muy desconcertada.
—¿Qué demonios acaba de suceder? — siguió insistiendo.
—Nada, simplemente que somos “populares” por acá y cuando te vieron con nosotros les sacó de onda — explicó Lilian con voz extrañamente queda.
—Entiendo ¿Qué vamos a desayunar? — dijo Taylor intentado regresar el ambiente que tenían antes ingresar a la cafetería.
—Yo comería un caballo— comentó Bryan.
—Yo iré por la comida—se ofreció Will—. ¿Quién me ayuda con las charolas?
—¡Taylor te ayudará!—anunció Lilian— .Lo que sucede es que Bryan y yo tenemos que hablar— se explicó ante la mirada de desconcierto de su hermano y la pelinegra.
Ambos se levantaron y se dirigieron al buffet, Taylor se puso a pensar que la cafetería no parecía cafetería, más bien era como un pequeño restaurante. Tenía muchas mesas de color azul y hacía juego con las sillas de un azul más claro. Las paredes eran de un bonito y claro beige y el piso era de cerámica con adornos dorados en cada azulejo.
—No te preocupes por elegir la comida de Bryan y Lilian, tú escoge la tuya— le dijo Will a Taylor.
—Está bien— y tomó una charola, y distraídamente comenzó a mirar los muy apetitosos platillos que había. Desgraciadamente no se fijó y chocó con alguien.
—¡Fíjate idiota! — era Marianne, que por obra y gracia de Dios ella tampoco tenía nada de comida y así evitaron una futura pelea.
—Lo siento, no te ví— trató de disculparse Taylor.
—¿Estás bien, Taylor? — se acercó Will y sintió la mirada venenosa de Marianne.
—Si, sólo fue un accidente— le explicó Taylor.
—Fíjate, si hubiera traído comida y me manchas mi ropa carísima. Me hubieras lavado la ropa, tonta— siseó con odio Marianne.
—Tranquila, como Taylor dijo: fue un accidente.— Marianne le dedicó su mirada penetrante a Taylor y se marchó. Taylor rodó los ojos, realmente ella y Marianne no se llevarían nada bien.
—¿No has escogido tu comida? Apresúrate, que en quince minutos empiezan las clases— le recordó Will.
—Cierto— tomó lo primero que vio, que era macarrones con queso, tomó una manzana y un vaso con leche. Se acercaron a la mesa, Taylor se ofreció para llevar la charola con la comida de Lilian. Will se lo agradeció mucho.
Terminaron de comer rápidamente y se dirigieron a sus clases: Lilian tenía literatura-ella estaba en tercero al igual que Bryan-, Bryan tenía física -soltó un gruñido- Taylor y Will tenían matemáticas. Se despidieron y acordaron almorzar juntos. Will y Taylor se dirigieron en silencio al aula.
Cuando entraron se percataron que todos los alumnos estaban de pie frente de la pizarra, gracias a la aglomeración no pudieron ver lo que estaba escrito en el pizarrón.
—Voy abrirme espacio entre la gente, tú quédate aquí. No tardo— le dijo a Taylor quien asintió con la cabeza y esperó.
—Eres la nueva ¿no es así? — dijo una voz masculina atrás de ella. Taylor volteó donde la escuchó la voz y pudo ver a un joven atractivo, tenía la piel pálida, ojos de un color miel con un rostro anguloso y el cabello negro como la noche.
—Podríamos decir que así es— contestó ella con una sonrisa.
—Mi nombre es Michael Howard, ¿Cuál es el tuyo, bonita? — preguntó caballerosamente.
—Taylor Lock, es un gusto— y se sonrojó por el adjetivo “bonita”.
—¿Sabes por qué los alumnos están parados?
—Sencillo, en la pizarra dice que debemos esta aquí. El profesor Norbon siempre es así —señaló las bancas largas que eran perfectas para trabajar en parejas. Eran de un color oscuro, el salón en sí era muy grande y espacioso, aquí se podría apreciar que las paredes eran blancas. Al fondo de la habitación había un gran librero con muchos libros—, como es el profesor que le encantan los proyectos nos ponen en parejas.
Michael y Taylor comenzaron a platicar animadamente hasta que las voces silenciaron y pudieron ver que el profesor había llegado. No era muy alto, era moreno y se veía que era una persona simpática.
—Muchachos, porfavor guarden silencio— decía el profesor Norbon colocándose al frente de todos los alumnos—. Bien veo que tenemos una nueva personita—sonrió en dirección a Taylor y algunos alumnos voltearon también—.Pero bueno ahorita van las presentaciones.
Se acercó a su escritorio de metal y sacó lo que parecía ser una lista. Sonrió maléficamente.
—Bueno muchachos, empecemos con las parejas.— Muchos comenzaron a platicar sobre quien querría ser su pareja, incluso algunos se acercaron con el profesor.
—Se han emocionado demás amigos, yo nunca dije que podían escoger su pareja. Lo haré yo— y cerró los ojos para dejar venir las protestas de los alumnos. Y todos resignados esperaron de pie a que les asignaran su pareja.
Taylor sintió una mano en su hombro y supo quien rea. Will le susurró al oído.
—¿Qué estabas hablando con Howard? — su voz era dura y grave. Sintió un escalofrío, una de las razones era por tenerlo tan cerca y la otra era porque esa voz la asustó.
—Nada importante ¿Por qué? — tartamudeó al final.
—No te acerques a él, no es una buena persona— le advirtió y quitó su mano.
La chica de de cabellos negros se quedó algo asustada pero a la vez confundida por la advertencia de Will. Tendría que averiguar de qué se trataba. Porque por alguna razón Taylor intuía que había cierta rivalidad entre Will y Michael.
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Re: El Internado (No es de Crepúsculo)
Bueno siento no haber subido e otro capítulo pero aquie sta. Disfruten
Cap IV. Sospechas y Una Cita.
—Lock… Taylor— dijo el profesor, la aludida se puso al frente—. Tu pareja será… Howard Michael.
Muchas chicas bufaron molestas y Taylor sintió todas las miradas femeninas en su dirección.
Ambos avanzaron a su mesa correspondiente y se sentaron.
—Bueno espero que seamos buen equipo— dijo coquetamente Michael haciendo que sonrojara levemente Taylor.
—Si, yo creo que así será— contestó con sinceridad.
—Connor William con Howard Marianne— se escuchó un gran murmullo entre el alumnado.
Will asintió, se dirigió a su lugar y su cara tenía un deje de resignación. Marianne se veía completamente radiante lo que la hizo una más bella.
—¿Tu hermana es Marianne? — preguntó Taylor sorprendida.
—No, somos primos. Pero casi no me llevo con ella, no me cae muy bien y creo que el sentimiento es correspondido.
—Vaya— dijo ella con una sonrisa a modo de disculpa.
El profesor volteó hacia Taylor y con una sonrisa le pidió con amabilidad que se presentara. Taylor asintió y se levantó. Ella era algo tímida, sin embargo no se dejó intimidar por nada y mantuvo su rostro serio.
—Empieza por tu nombre querida— dijo el profesor cuando ella estuvo al frente de todos sus compañeros.
—Bien, mi nombre es Taylor Lock, tengo trece años— mucho exclamaron asombrados—. Me mudé aquí a Inglaterra por la beca que me ofreció este colegio— volteó a ver el profesor.
—Bueno Taylor, ¿no crees que eres un poco chica para estar en segundo? — preguntó astutamente el maestro— Además y espero que no te ofendas pero no pareces de trece años.
—Bueno, mi cerebro y el director dicen otra cosa— contestó ella con ingenio y hubo más de una carcajada por parte de los alumnos. El profesor sonrió por la contestación tan ingeniosa.
—Gracias Taylor, toma asiento— la chica así lo hizo y suspiró en forma de alivio.
Taylor estaba tomando nota sobre todo lo que decía el profesor, hasta que vio que su compañero le acercaba una nota con una ortografía formidable:
“¡Buena contestación, bonita! El viernes va a ver una fiesta por la llegada de nuevos estudiantes ¿Quieres venir conmigo?”
Taylor lo meditó un momento y pensó que no tenía ningún plan ese dia así que escribió:
“¿En serio puedo ir? Sería un honor, gracias por la invitación.”
Le acercó discretamente el papel y siguió tomando nota. No había perdido el hilo de la explicación del profesor, aún pensando en la fiesta. Era un tema muy fácil: ecuaciones de primer grado, el maestro se excusó diciendo que en las vacaciones se les habría olvidado lo poco que saben, por eso retomó el tema.
Volvió a ver el papel cerca de ella y sin voltear a ver a Michael, lo abrió:
“El honor será mío, bonita. Te espero en los dormitorios, el viernes a las ocho ¿sale?”
Taylor se preguntó si el chico guapo que tenía a su lado necesitaba unos lentes de aumento. Ella no se sentía bonita. Sin embargo no se detuvo en ese punto y enseguida escribió.
“Claro que sí. Gracias de nuevo.”
Y ahí acabó el intercambio de papeles entre Taylor y Michael, Will tenía el ceño fruncido al ver las sonrisas coquetas de Michael a Taylor. Tendría que hacer algo, esto no se iba a quedar así.
Lilian en la clase de literatura se encontraba leyendo un libro muy interesante; cuando sintió vibrar su celular, era un mensaje de Will.
“Tenemos que hablar acerca de Howard Michael, va detrás de Taylor. ¡Debemos que cuidarla de ese canalla!”
Will.
Lilian se sorprendió mucho por la agresividad del mensaje, Will siempre trataba de mantener la calma en todo aspecto, ya hablaría con él.
Sin que la miss se diera cuenta, le envió rápido un mensaje.
“¡Me sorprendiste con tu actitud hermanito! ¿Va tras Taylor? Tienes razón debemos cuidarla. Hablaremos en la tarde”
Besos,
Lilian.
Guardó el celular discretamente y siguió su lectura, aunque un poco desconcentrada. Pero su cerebro ya ingeniaba un plan para cuidar de Taylor.
Will recibió al instante el mensaje de su hermana y ciertamente tenía razón Lilian ¿De dónde había sacado semejante actitud? Eso no importaba, trató de despejar sus pensamientos con la explicación del profesor y en forma parcial lo logró, tendría una seria charla con Taylor.
Terminaron las clases rápidamente para Taylor quien se dirigía a la cafetería para reunirse con los hermanos Connor, pero alguien se interpuso en su camino; lo único que divisó fue casi se le caían los libros, pero la agilidad de la otra persona lo evitó y se los entregó en la mano. Una sonrisa radiante iluminaba el rostro de Michael.
—Ten cuidado, bonita. — dijo con una suave voz.
—Lo siento, tendré más cuidado— se disculpó ella—. ¿Vienes a la cafetería?
—No, la verdad me iba a mi dormitorio a descansar en mi hora libre. Nos vemos el viernes ¿eh? — le guiñó un ojo con picardía a Taylor y se alejó.
Taylor seguía sin creer que Michael, uno de los muchachos más apuestos del internado, la haya invitado a la fiesta. Pero por algo pasaban las cosas.
Ingresó a la cafetería y vio que no estaba muy llena; exceptuando unos cuantos alumnos distribuidos en las mesas de color azul.
Miró que sus amigos le hacían señas y se acercó con una gran sonrisa.
—Hola ¿Cómo les ha ido? — preguntó tomando asiento y mirando a sus interlocutores.
—No me puedo quejar, he entrenado mucho, siento que este año volveremos a ganar— comentó Bryan con sus ojos verdes más brillantes de lo normal.
—Bien Tay, gracias—dijo feliz Lilian y miró rápidamente a Will quien solo asintió, el movimiento no fue visto por la pelinegra—Dime Tay ¿Qué harás en los próximos días?
Taylor se inquietó mucho por la pregunta de Lilian aparte claro de lo calmada que estaba.
—¿Para qué quieren saber? — cuestionó algo a la defensiva.
—Solo curiosidad— contestó Will.
La chica de repente se sintió algo acosada y decidió que quería marcharse ahí rápido.
—Perdí el apetito— dijo con voz molesta, lo que odiaba de la gente es que le interrogaran con intención mala y mucho más se molestó porque los hermanos no eran personas que tenga tiempo de haberles conocido—. Nos vemos en computación, Lilian— se paró y se marchó con paso firme perdiéndose de la vista penetrante de sus tres amigos.
—Will, ve a hablar con ella. Te deseo suerte, no creo que escuche a la primera— aconsejó Lilian, ella se caracterizaba por tener una idea acerca del comportamiento de una persona en una situación… O por lo menos se acercaba en un noventa por cierto.
Se levantó el chico de ojos verdes y se dirigió a los dormitorios. Sabía donde podía encontrarla. O por lo menos tenía idea donde.
Cap IV. Sospechas y Una Cita.
—Lock… Taylor— dijo el profesor, la aludida se puso al frente—. Tu pareja será… Howard Michael.
Muchas chicas bufaron molestas y Taylor sintió todas las miradas femeninas en su dirección.
Ambos avanzaron a su mesa correspondiente y se sentaron.
—Bueno espero que seamos buen equipo— dijo coquetamente Michael haciendo que sonrojara levemente Taylor.
—Si, yo creo que así será— contestó con sinceridad.
—Connor William con Howard Marianne— se escuchó un gran murmullo entre el alumnado.
Will asintió, se dirigió a su lugar y su cara tenía un deje de resignación. Marianne se veía completamente radiante lo que la hizo una más bella.
—¿Tu hermana es Marianne? — preguntó Taylor sorprendida.
—No, somos primos. Pero casi no me llevo con ella, no me cae muy bien y creo que el sentimiento es correspondido.
—Vaya— dijo ella con una sonrisa a modo de disculpa.
El profesor volteó hacia Taylor y con una sonrisa le pidió con amabilidad que se presentara. Taylor asintió y se levantó. Ella era algo tímida, sin embargo no se dejó intimidar por nada y mantuvo su rostro serio.
—Empieza por tu nombre querida— dijo el profesor cuando ella estuvo al frente de todos sus compañeros.
—Bien, mi nombre es Taylor Lock, tengo trece años— mucho exclamaron asombrados—. Me mudé aquí a Inglaterra por la beca que me ofreció este colegio— volteó a ver el profesor.
—Bueno Taylor, ¿no crees que eres un poco chica para estar en segundo? — preguntó astutamente el maestro— Además y espero que no te ofendas pero no pareces de trece años.
—Bueno, mi cerebro y el director dicen otra cosa— contestó ella con ingenio y hubo más de una carcajada por parte de los alumnos. El profesor sonrió por la contestación tan ingeniosa.
—Gracias Taylor, toma asiento— la chica así lo hizo y suspiró en forma de alivio.
Taylor estaba tomando nota sobre todo lo que decía el profesor, hasta que vio que su compañero le acercaba una nota con una ortografía formidable:
“¡Buena contestación, bonita! El viernes va a ver una fiesta por la llegada de nuevos estudiantes ¿Quieres venir conmigo?”
Taylor lo meditó un momento y pensó que no tenía ningún plan ese dia así que escribió:
“¿En serio puedo ir? Sería un honor, gracias por la invitación.”
Le acercó discretamente el papel y siguió tomando nota. No había perdido el hilo de la explicación del profesor, aún pensando en la fiesta. Era un tema muy fácil: ecuaciones de primer grado, el maestro se excusó diciendo que en las vacaciones se les habría olvidado lo poco que saben, por eso retomó el tema.
Volvió a ver el papel cerca de ella y sin voltear a ver a Michael, lo abrió:
“El honor será mío, bonita. Te espero en los dormitorios, el viernes a las ocho ¿sale?”
Taylor se preguntó si el chico guapo que tenía a su lado necesitaba unos lentes de aumento. Ella no se sentía bonita. Sin embargo no se detuvo en ese punto y enseguida escribió.
“Claro que sí. Gracias de nuevo.”
Y ahí acabó el intercambio de papeles entre Taylor y Michael, Will tenía el ceño fruncido al ver las sonrisas coquetas de Michael a Taylor. Tendría que hacer algo, esto no se iba a quedar así.
Lilian en la clase de literatura se encontraba leyendo un libro muy interesante; cuando sintió vibrar su celular, era un mensaje de Will.
“Tenemos que hablar acerca de Howard Michael, va detrás de Taylor. ¡Debemos que cuidarla de ese canalla!”
Will.
Lilian se sorprendió mucho por la agresividad del mensaje, Will siempre trataba de mantener la calma en todo aspecto, ya hablaría con él.
Sin que la miss se diera cuenta, le envió rápido un mensaje.
“¡Me sorprendiste con tu actitud hermanito! ¿Va tras Taylor? Tienes razón debemos cuidarla. Hablaremos en la tarde”
Besos,
Lilian.
Guardó el celular discretamente y siguió su lectura, aunque un poco desconcentrada. Pero su cerebro ya ingeniaba un plan para cuidar de Taylor.
Will recibió al instante el mensaje de su hermana y ciertamente tenía razón Lilian ¿De dónde había sacado semejante actitud? Eso no importaba, trató de despejar sus pensamientos con la explicación del profesor y en forma parcial lo logró, tendría una seria charla con Taylor.
Terminaron las clases rápidamente para Taylor quien se dirigía a la cafetería para reunirse con los hermanos Connor, pero alguien se interpuso en su camino; lo único que divisó fue casi se le caían los libros, pero la agilidad de la otra persona lo evitó y se los entregó en la mano. Una sonrisa radiante iluminaba el rostro de Michael.
—Ten cuidado, bonita. — dijo con una suave voz.
—Lo siento, tendré más cuidado— se disculpó ella—. ¿Vienes a la cafetería?
—No, la verdad me iba a mi dormitorio a descansar en mi hora libre. Nos vemos el viernes ¿eh? — le guiñó un ojo con picardía a Taylor y se alejó.
Taylor seguía sin creer que Michael, uno de los muchachos más apuestos del internado, la haya invitado a la fiesta. Pero por algo pasaban las cosas.
Ingresó a la cafetería y vio que no estaba muy llena; exceptuando unos cuantos alumnos distribuidos en las mesas de color azul.
Miró que sus amigos le hacían señas y se acercó con una gran sonrisa.
—Hola ¿Cómo les ha ido? — preguntó tomando asiento y mirando a sus interlocutores.
—No me puedo quejar, he entrenado mucho, siento que este año volveremos a ganar— comentó Bryan con sus ojos verdes más brillantes de lo normal.
—Bien Tay, gracias—dijo feliz Lilian y miró rápidamente a Will quien solo asintió, el movimiento no fue visto por la pelinegra—Dime Tay ¿Qué harás en los próximos días?
Taylor se inquietó mucho por la pregunta de Lilian aparte claro de lo calmada que estaba.
—¿Para qué quieren saber? — cuestionó algo a la defensiva.
—Solo curiosidad— contestó Will.
La chica de repente se sintió algo acosada y decidió que quería marcharse ahí rápido.
—Perdí el apetito— dijo con voz molesta, lo que odiaba de la gente es que le interrogaran con intención mala y mucho más se molestó porque los hermanos no eran personas que tenga tiempo de haberles conocido—. Nos vemos en computación, Lilian— se paró y se marchó con paso firme perdiéndose de la vista penetrante de sus tres amigos.
—Will, ve a hablar con ella. Te deseo suerte, no creo que escuche a la primera— aconsejó Lilian, ella se caracterizaba por tener una idea acerca del comportamiento de una persona en una situación… O por lo menos se acercaba en un noventa por cierto.
Se levantó el chico de ojos verdes y se dirigió a los dormitorios. Sabía donde podía encontrarla. O por lo menos tenía idea donde.
Invitado- Invitado
Re: El Internado (No es de Crepúsculo)
Está muy interesante tu historia
deberías seguirla!! jeje...
deberías seguirla!! jeje...
Invitado- Invitado
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